domingo, 8 de diciembre de 2019

2019/11 Zulia: 30/5 - 3 Comunicadores: Esso, Heberto y Teodoro

Venezuela Sin Suerte
Venezuela de Ayer y Hoy
Noviembre 2019 - Estado Zulia La Tierra del Sol Amada 

Herencias y Herederos (30/5) - 3 Comunicadores: Esso, Heberto y Teodoro

venezuelatuya.com      TRADICIÓN  Y CULTURA
ESSO ÁLVAREZ
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Esso Álvarez nació en Maracaibo, estado Zulia, en 1960. Talentoso y reconocido, este artista plástico experimenta en el campo de las artes visuales con diversos medios de expresión visual, toma parte en el área gráfica del periodismo y se desempeña como pedagogo, todo ello con los mismos niveles de calidad. A pesar de ser identificado principalmente como fotógrafo, Álvarez ha ofrecido propuestas diversas a lo largo de su carrera, concebidas a partir de diversos elementos, medios y herramientas plásticas para expresarse con libertad fuera de la llamada fotografía documental directa.
https://www.venezuelatuya.com/arte/essoalvarez.htm

esferacultural.com                 FOTOGRAFÍA
Esso Álvarez:
Soy, ante nada, socialista
Gerardo Rojas                                                 7 Diciembre 2016

Esso Álvarez es de baja estatura, robusto y saludable, probablemente gracias a la práctica de boxeo que realiza desde joven. Nació en Maracaibo (1960) y se crió entre esa ciudad y Caracas. Ahora, sentado en la Galería de Arte Nacional (GAN) donde expone su portafolio fotográfico desde 1980 hasta el 2013, conversa con Esfera Cultural sobre su vida y sobre la Estética del poder. 

Un día el joven Álvarez decidió mostrar a su madre una carpeta con los trabajos que hacía mientras estudiaba Ingeniería Agronóma, porque le rondaba la idea de dejar la carrera. Eran fotografías de catálogos, de revistas de teatro y de otros eventos a los que asistía en sus ratos libres. La mamá, entonces, le dio un consejo que aún hoy el afamado comunicador aprecia: «Si dejas la ingeniería y te  dedicas al periodismo y a la fotografía, te vas a morir de hambre. Pero si eso te hace feliz, cuenta conmigo».
Durante su juventud Álvarez trabajó como vendedor de cobre, plomo y zapatos. Antes había vendido melcochas y pasteles. También fue chatarrero y barrendero en talleres y fábricas, pero su vida cambió cuando consiguió el libro de poemas de Carlos Augusto León, Solamente el alba (1973), en uno de los espacios del núcleo de la Facultad de Agronomía de la Universidad Central de Venezuela ubicado en Maracay. El resto fue pasión. «Ahí me pregunté cómo haría para convertir esas metáforas literarias en metáforas fotográficas. Es entonces cuando comienzo a hacer fotografía de manera seria, sin pretensión. Me compré una cámara profesional porque hasta entonces tenía una de bolsillo”, recuerda el fotógrafo.
A poco tiempo de culminar la carrera en Maracay, en 1988 se cambió a la Escuela de Comunicación Social de la misma Universidad en Caracas. «Ahí comencé a trabajar en la revista Viernes con Juan Carlos Zapata y Manuel Felipe Sierra, quienes me insertaron en el periodismo con plena libertad para expresarme”, afirma. 
Constante, apasionado, disciplinado y exigente, Esso Álvarez no se considera ni artista ni fotógrafo, sino comunicador. “Quizás porque  vengo de las ciencias, de la exactitud, de resultados concretos, mientras que en el arte no; el único poder que tiene el materializador de ideas, es su propio acto creativo dado con las herramientas que tiene a su alcance”, refiere. 
Álvarez cuenta que el periodismo le abrió la puerta de lugares a los cuales no hubiese podido entrar de otra forma. Eso no quiere decir – insiste – que acepte regalos de nadie. “Soy mi propio mecenas. No he tenido que andar en grupos de poder, ni le he  mendigado  a nadie que me incluya en un sitio, porque siempre he tenido conciencia de donde vengo y me he ganado mi propio sustento”, puntualiza.

Precisamente de esa relación nace el título de la exposición Estética del poder. Esso señala junto al curador  Félix Hernández y el museógrafo Daniel Hernández, realizaron una lista con varios nombres y finalmente su propuesta sintetizó la idea que expone en la GAN.
La muestra está compuesta por 27 ensayos de fotografía realizados en 33 años de trabajo.“Expuse 22 ensayos que han obtenido premios nacionales e internacionales, seleccioné a los personajes que quise mostrar y fue una exposición hecha con afecto, con amor para Venezuela. Tiene una carga muy local y lo quise así para reivindicar al país en este momento político y coyuntural”, apunta sobre el trabajo.
Contrario a la opinión de muchos artistas y personajes de la cultura, el fotógrafo asegura que en el Venezuela las instituciones no están secuestradas por el poder. «A mí nadie me puso condiciones, ni me prohibieron nada. Todo fue con mucha libertad y fluidez», dice al tiempo que agradece al personal del museo por haber reconocido su trabajo y presentado tal y como él quiso.
El futuro de Venezuela
Al preguntarle a Álvarez sobre cómo ve al país a corto plazo, asegura entre risas que si fuese adivino no lo diría, lo vendería. “Lo que si puedo decir es que aunque viva en una sociedad capitalista soy, ante todo, socialista«, dice y continúa: «Lo que ha pasado en el país en esta última etapa, es un proceso de aprendizaje hasta llegar a entender que no somos ni nunca lo hemos sido, «chéveres». Que el ‘está barato dame dos’ ya pasó. Que desde 1914 cuando apareció el petróleo no hemos sido ricos y nunca lo seremos si esperamos que otros   solucionen las cosas”.
Esso Álvarez, considera que tras las elecciones, que se darán en su momento, vendrán cambios traumáticos especialmente para una oposición que en su opinión, no ha estado a la altura de capitalizar el descontento que hay en Venezuela. Reconoce que el país esta dividido tal y como lo refleja el catálogo de su exposición. Allí se ve una sombra en el medio; a la izquierda está Carlos Andrés Pérez y a la derecha Hugo Chávez. «De alguna manera ellos son cor responsables de lo que vivimos hoy en día, porque cada uno de ellos capitalizó políticamente todo ese descontento que había en un momento dado”, añade.
Bolívar y yo
Acto seguido Álvarez cita Walt Whitman  y dice: » yo me canto a mí mismo, me celebro a mí mismo y si eso les duele a muchos, lo siento, no hay otra vida y la mía quiero vivirla. Tengo 56 años y quiero celebrarlos». La inauguración de su exposición coincidió con el natalicio de Simón Bolívar y él considera que no fue casualidad. «Somos dos hombres de las dificultades”, asegura.
Para el 2017 Esso Álvarez tiene invitaciones confirmadas para efectuar exposiciones fotográficas en el Museo de Arte Moderno Jesús Soto, en abril, en el  Museo de Mateo Manaure entre junio o julio y a finales de año y en el  Museo de Arte Contemporáneo del Zulia (Maczul). A México irá con una selección de los ensayos, que tendrán una óptica diferente a Estética de poder.
Personal
El nombre de Esso proviene de una promesa que realizó su padre, quien jugaba béisbol en un club petrolero marabino. En una ocasión dio un jonrón que pegó en un letrero de la compañía petrolera Esso y allí dijo: “cuando nazca mi primer hijo le pongo así”. Mantuvo la promesa.
Actualmente el fotógrafo se desempeña como profesor en la Universidad de las Artes (Unearte), escribe libros y otros apuntes. Cuenta que su película favorita es Mephisto de István Szabó y su cámara predilecta es una Leica que tiene a la mano incluso para fotografiar a quien lo entrevista.
Texto y fotos: Gerardo Rojas
https://esferacultural.com/esso-alvarez-ante-nada-socialista/1424


Esso Álvarez presenta su primera exposición pictórica
Por Prenda Hispanoarte                                   31 Enero 2018

Esso Álvarez deja a un lado su faceta de fotógrafo para sumergirse en su rol de pintor. Lo hace con su primera exposición pictórica llamada «Pinturas Silentes» en la Alianza Francesa, sede Chacaíto, a partir del 1 de febrero.
La muestra del foto-reportero está compuesta por 57 obras, en óleo sobre tela, en las que manifiesta una investigación exhaustiva que realizó desde 2000 hasta 2016. “El proceso creativo es lento y mostrarte en una sociedad que te conoce por otros medios no es sencillo”, expresa Álvarez.
Aunque siempre ha tenido alma de fotógrafo. Su inspiración por la pintura comenzó a mediados de los años 80 cuando conoció la obra de Robert Rauschenberg -pintor estadounidense y uno de los principales representantes del Pop-Art en su país- y tuvo ocasión de entrevistarlo.
Esso Álvarez no se considera ni artista ni fotógrafo, sino comunicador. “Quizás porque  vengo de las ciencias, de la exactitud, de resultados concretos, mientras que en el arte no; el único poder que tiene el materializador de ideas, es su propio acto creativo dado con las herramientas que tiene a su alcance”, dice.
https://hispanoarte.com/esso-alvarez-presenta-su-primera-exposicion-pictorica/

EXPOSICIÓN | Esso Álvarez, Estética del 
Poder, Fotografías 1980-2013 - GAN


CNP Zulia
Colegio Nacional de Periodistas Seccional
Zulia
27 Enero 2010
Vía: www. el-nacional.com / Humberto Acosta
Heberto Castro vivió y murió para el 
periodismo
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El veterano periodista falleció hoy  (24/01/2010). Forjó a varias generaciones de comunicadores desde sus trincheras enPanorama, El Nacional y El Globo
A finales de 1975 conocí a Heberto Castro Pimentel. Me lo presentó Rodolfo José Mauriello como el jefe de Deportes de El Nacional. Si bien Rodolfo José tiene el mérito de haberme traído a la sección, Heberto conserva el merecimiento de haberme hecho sentir como en mi propia casa desde ese primer día en que por primera vez traspasé el recinto que él dirigía en el cuarto piso de la vieja sede de Puerto Escondido.
Heberto falleció durante la madrugada de hoy a los 77 años de edad y no fue su desaparición física lo que desató su recuerdo. El papel que jugó en nuestra vida periodística no ha dejado de estar presente desde aquel primer encuentro. Tanto es así, que han pasado más de tres décadas de nuestro encuentro y aún me hallo en el mismo lugar donde nos conocimos: la redacción deportiva de El Nacional.
Heberto llegó a El Nacional en 1959 pero ya para entonces había iniciado su andar por el periodismo en la ciudad que lo vio nacer, Maracaibo. A finales del decenio de los 40, se atrevía a llevar cuatro o cinco cuartillas con los datos de los juegos de beisbol que presenciaba, y si había espacio, se las publicaban sin quitarle una sola coma. De allí saltó a Informaciones donde ocupó el lugar de su hermano Ramón como cronista de deportes y tuvo el encuentro providencial con el hombre que marcaría su destino, Ciro Urdaneta Bravo.
“Apenas leyó mis primeras cuartillas me dijo, esto no lo entiende nadie”, contaba Heberto su tropiezo bautismal con Urdaneta Bravo. “Llevaba un lápiz rojo con el que tachaba todo lo que en su opinión estaba de más. Si no las rompía y las arrojaba al cesto de la basura, una sola terminaba reducida a media cuartilla. Tenía ganas de irme pero me quedé y así fue que aprendí todo lo que sé de periodismo de ese estupendo maestro”.
Encuentro con MOS
Quien le abrió las puertas de El Nacional y también lo hizo sentir como en su propia casa fue su dueño, Miguel Otero Silva. Ya había sido su corresponsal en Maracaibo y venía de Panorama para cuya redacción lo había reclutado el propio Urdaneta Bravo como redactor de planta antes de convertirse en director de deportes del mismo diario. Heberto llegó a Caracas como parte de un vespertino capitalino de corta vida de nombre El Pregón. De allí saltó a El Nacional.
“Miguel me dio una confianza tal, que todos estos años he podido intercambiar ideas con él como un par de compañeros de trabajo”, expresaba Heberto al detallar su intensa y cercana relación con el novelista. “Sin trabas. Sin complejos. He sabido guardar las distancias y no ha sido como la gente cree. Miguel no me ganó a mí. Yo me lo gané con una demostración, día a día, de mi dedicación y pasión por El Nacional, un periódico que considero patrimonio nacional, que ganó lectores desde su fundación en 1943″.
Heberto no ocultaba sus nexos afectivos y laborales con Otero Silva y bastaba acercarse a su escritorio para comprobarlo. Justo detrás de su silla, era observado por una foto de MOS y otra de Henrique Otero Vizcarrondo, el padre del escritor y fundador de El Nacional. Sin embargo, la que más lo identificaba con Otero Silva, era una tercera gráfica donde ambos sostenían las bridas de Arañazo, un exitoso purasangre, en el padock de los ganadores del hipódromo La Rinconada.
El hipismo era una de las patas que sostenía el trípode afectivo de Heberto hacia los deportes. Las otras dos eran el boxeo y el beisbol. Una afición que se vio recompensada por dos relaciones surgidas con dos coterráneos insignes, Ramón Arias y Luis Aparicio. Arias fue en 1958 el primer venezolano que disputó un campeonato mundial de boxeo. El segundo, el pelotero más destacado de su generación y el único venezolano en el Salón de la Fama de las grandes ligas.
Las Grandes Ligas
“Tomar el pulso de lo que desea la fanaticada, que es el lector, es vital en la función de guía de una página deportiva”, repetía Heberto, en una época donde la nueva tecnología estaba aún por irrumpir. “Hay que contar con un sexto sentido para darse cuenta velozmente lo que el público quiere, reclama, exige. Sin descuidar la competencia. Seguir a la competencia es como seguir la noticia. A la noticia no se le puede dejar morir por si sola. Hay que seguirla hasta el extremo. Exprimirla. Lo mismo con la competencia.”
Como lugarteniente de Abelardo Raidi en los años 70, Heberto organizó una redacción en El Nacional que Rubén Mijares solía llamar “Las grandes ligas” del periodismo deportivo venezolano. Convocó al propio Rubén Mijares, junto a Jesús Cova, Carlos Ortega, Rodolfo José Mauriello, Francisco Andrade, José Visconti y Oscar Armao, respaldados por las gráficas de José Sardá y el diseño de Víctor Suárez.
“Aquella era una página superior a las demás”, se vanagloriaba. “Que daba gusto leer porque ofrecía lo que la gente deseaba, que saciaba la sed del más sediento. A la hora cero, éramos imbatibles. En parte también, porque trataba de mantener vivo el gusto por la noticia. El placer del tubazo. Sufrir cuando se recibe y disfrutar cuando se da. Sin eso, el periodista es un ser seco, frío. Sin alma en el corazón”.
Periodista todo terreno
Sin embargo, la vena periodística de Heberto, excedió los terrenos y las canchas deportivas. Cuando a principio de los 80, Otero Silva emprendió un viejo sueño de tener un Nacional en el estado Zulia, le encargó a Heberto la responsabilidad de sacarlo adelante. Luego pasó a ser Jefe Técnico de la Redacción, cargo que conservó hasta su partida de El Nacional en 1987. Sus últimos cartuchos los quemó en un puesto similar en el diario El Globo.
Meses atrás coincidimos con Heberto en la casa de un amigo común, Alejandro Vargas. Pensaba que con el tiempo lo había olvidado, pero fue capaz de recordar, paso a paso, nuestros primeros contactos.
“Te escapabas a media mañana de la compañía de seguros donde trabajabas y te aparecías por la redacción”, precisó. “Te ponía a leer cables, a corregirlos. A elaborar notas a partir de boletines de prensa. Eras muy aplicado”, bromeó.
Durante una de esas visitas mañaneras a la redacción, me presenté con cinco o seis cuartillas escritas sobre el primer centenario del beisbol en Cuba. Lejos estaba de pretender que fuesen publicadas. Sólo aspiraba que Heberto las leyera e hiciera las consideraciones del caso. Mi sorpresa fue mayúscula al ver publicado el reportaje en la edición del suplemento Pantalla del lunes 6 de marzo de 1976, mi primer trabajo con mi firma aparecido en este periódico.
Dos años más tarde, Heberto me hizo la propuesta que cambió para siempre mi existencia. Me propuso ingresar como pasante, y para seducirme, me ofreció el mismo sueldo de dos mil bolívares que ganaba en La Adriática de Seguros, más incentivos a través de las guardias nocturnas y de fines de semana. Para un estudiante de Periodismo formar parte de “Las Grades Ligas” del periodismo deportivo venezolano de la época, era una oferta tentadora e irrechazable.
Una vez aprobado el acuerdo laboral, experimenté en carne propia el desapasionado rigor periodístico de Heberto. Mi primer día de trabajo oficial no fue un lunes como suele ocurrir. Fue un sábado, coronado además con una guardia nocturna. Para más señas, 16 de septiembre de 1978, día de mi cumpleaños.
Hoy las circunstancias me colocaron ante la empresa de tener que escribir la nota que reseña su muerte. Espero, que esté donde esté, Heberto Castro Pimentel en este momento, le ofrezca su visto bueno con la misma amable severidad que pautó mi primera jornada aquí en El Nacional.
https://cnpzulia.wordpress.com/2010/01/27/heberto-castro-vivio-y-murio-para-el-periodismo/

Web oficial de Bravos de Margarita
Falleció Heberto Castro  Pimentel
24/01/2010 Prensa Bravos de Margarita

A las 3 de la madrugada de hoy, víctima de un paro respiratorio, coletazo final de una larga y penosa enfermedad, falleció Heberto Castro Pimentel, maestro del periodismo venezolano.

Para hablar de Heberto - con el perdón de la lectoría - debo dejar de lado el uso de la tercera persona y como José Luis López, jefe de prensa de los Bravos de Margarita, procedo a narrar y a comentar en primera persona.

Mis primeras referencias sobre Heberto llegaron a finales de los años 60 cuando fungía como comentarista del circuito radial de .los Tiburones de La Guaira. Al mismo tiempo,solía devorar sus crónicas en el diario "El Nacional".
Pasaron los años, decidí hacerme periodista y al llegar a "El Universal", mi primera casa,con frecuencia José Visconti me contaba cuánto había aprendido con Heberto, mientras trabajó a su lado en aquella casa.

Conocí a Heberto durante un velorio en la Funeraria Vallés y conversamos sobre periodismo y deporte, una noche a finales de los años 80. Aquella charla parecía la de viejos amigos, pese al triste ambiente que la rodeaba.

Cuando terminó mi ciclo en "El Universal", a principios de los años 90, Heberto y Hugo René Chávez me llamaron para trabajar en "El Globo", pese a que algunos mediocres de profesión trataban de convencer a los colegas de no llevarme a aquel periódico. Pero Hugo y Heberto desoyeron a aquellos maledicentes y pude entrar a trabajar en "El Globo".


Cierto es que para la época me sentía un periodista hecho y con un nombre bien labrado en del medio... Al menos eso pensaba, antes de comenzar una larga maestría al lado de Heberto.

La amistad entre ambos se estrechó. Me contaba sobre sus anécdotas. Sus inicios en su natal Maracaibo, la muerte de su primera esposa, el dolor de aquel capítulo que terminó por traerle a Caracas, su gran amistad con Luis Aparicio y sus aventuras fundamentalmente en el beisbol y el boxeo, sus deportes predilectos.

Eso sí, añadan el hipismo, donde tuvo una hermosa amistad con el hoy desaparecido Domingo Noguera Mora, quiern le entusiasmó para que fuese propietario de puros de carrera. A mediados de los años 70 visitó varias veces el paddock de La Rinconada, a instancias del ejemplar "Arañazo".


No exagero si digo que cada día compartido en una redacción con Heberto era como asistir a una cátedra abierta. Tan pronto veía un periodista lo medía y se empapaba de sus virtudes y defectos. Enseguida trabajaba para potenciar aquellos y minimizar a éstos.

Su trabajo con los jóvenes era magistral. Como "El Globo" carecía de buena remuneración, había que echar mano a pichones de periodistas. Heberto los moldeaba y los ponía a competir con los mejores sin importar el área escogida para trabajar. Su sapiencia pulía por igual a periodistas políticos, económicos, culturales, de sucesos, de tribunales y deportivos.

Y es que Heberto venía de la cantera del periodismo deportivo y en virtud a sus méritos, cuando aún miltaba en "El Nacional", fue promovido a jefatura de información para llegar a "El Globo" como Jefe de Redacción.


A diario, Heberto salía de su hogar religiosamente a las 4 de la mañana y camino a la redacción leía todos los periódicos. Al llegar a la misma ya tenía un panorama claro para pautar en cada una de las fuentes.

Recuerdo una pauta que encontré alguna vez en mi escritorio. Decía más o menos así:

"Ojo, ojo, ojo!!!!!! Tremenda primera mitad de campaña para los criollos en Grandes Ligas.....Ojo, Ojo, Ojo!!!!! Hidalgo y Mora. ¿Y los pitchers?....¿Qué  esperar de ellos?....OJO, OJO, OJO....RMG".


Ese "RMG" - expresión que no admite traducción, por cierto - fue su marca de fábrica". Paradójicamente, el modo de decirle a sus muchachos: "Tu puedes, eres de los míos" .

Aquellas pautas salían de una máquina de escribir portátil, de colores naranja y negro, la cual jocosamente era llamada "la computadora de Heberto". Vale decir que fue reacio a los cambios que la tecnología imponía y no quería abandonar su condición de romántico del periodismo. Pero siempre se las arregló para que la calidad del trabajo no disminuyera ni un ápice. 

Volvemos a aquellos pichones de periodistas, que por supuesto tomaban vuelo y  en aquel instante los periódicos grandes los reclutaban. Pero eso no desanimaba a Heberto. Sabía de sobra que llegaría una nueva camada a la cual sabría sacarle el mejor partido, en el buen sentido del término.
 
La gran equivocación
Problemas de tipo administrativo empezaron a socavar las bases de "El Globo". Erróneamente,  Heberto  fue señalado como uno de los responsables de la situación y de un modo poco elegante e irrespetuoso hacia su trayectoria como periodista, debió abandonar aquel periódico que había forjado a su imagen y semejana. Por supuesto, quienes le relevaron tardíamente comprendieron que Heberto no había sido el problema sino parte de la solución. Sólo que en aquellas alturas del juego ya aprecían las primeras señales de la enfermedad que un lustro más tarde cobraría la vida del gran periodista.


"El Globo", lamentablemente, cerró sus puertas. Pero tras de sí  dejaba aquella gran aula de clases que Heberto mantenía en vigor de lunes a domingo. En aquella aula no sólo fue maestro consumado. También encarnó a cabalidad los roles de padre, amigo y consejero. No sólo con los periodistas, sino también con todos y cada uno de los que en suerte trabajaron en aquel diario.

Para cerrar estas líneas que constituyen un homenaje a un gran hombre, de esos que muy pocos llega uno a conocer en su tránsito terrenal, citaré un episodio que tiene mucho que ver con la responsabilidad que tengo como jefe de prensa de los Bravos de Margarita.

Poco después de mi llegada al equipo, un diario de circulación nacional me formuló una oferta para engrosar sus filas. Aquello me puso a pensar y debí pedir consejo a mis amigos. Mi primera llamada fue para Heberto, a quien le describí la situación.


Su respuesta fue una consecuencia de su propio modo de ser: certero, claro, preciso y convincente.


"Socio - por cierto, me cuesta encontrar algún pasaje donde me llamara de otro modo -, mi recomendación es que sigas al lado de Rubén Mijares. Eres un hombre de beisbol. Conoces mucho de sus situaciones, pero desde afuera hacia adentro. De adentro hacia afuera tienes idea mas no certeza de lo que  realmente ocurre. Con Rubén aprenderás un gran caudal de cosas y podrás tener ante tí una nueva carrera al paso de unos años. En tu lugar, me quedo con los Bravos de Margarita. Creo que allí está tu futuro".

Primera vez que comento este pasaje. Fue su último gran consejo hacia mi persona. El consejo de un padre, de un amigo.... De un genuino maestro.

Hoy bajará a su última morada en el capitalino Cementerio del Este. Hacemos llegar a su viuda Gioconda a sus hijos y nietos, nuestra palabra de pesar.

Hasta siempre, socio. Nunca te olvidaré.


https://www.bravosdemargarita.com/nota/760/fallecio-heberto-castro-pimentel

PRODAVINCI
POLÍTICA - EL FUNERAL DE TEODORO PETKOFF
Teodoro no quiso misa
POR Indira Rojas                                                05/11/2018
https://prodavinci.com/wp-content/uploads/2018/11/Foto-Teodoro-6-Destacada.jpg

El sábado 3 de noviembre de 2018, familiares y amigos asistieron al funeral del economista y político venezolano, miembro fundador del partido Movimiento al Socialismo. Falleció el 31 de octubre.
Teodoro Petkoff sepultó todo bajo tierra. Enterró algo de sí mismo. Rompió con 20 años de lucha en el Partido Comunista de Venezuela. Pero allí está, en una fotografía en blanco y negro, caminando al frente de un grupo de seis hombres de izquierda con paso despreocupado y gesto severo. Es apenas uno de los tantos recuerdos de la década de los 70. Carlos Rodríguez ha traído la foto al funeral de Petkoff en una carpeta verde, para mostrársela a las hijas del difunto político y exguerrillero. El sepelio se realiza el 3 de noviembre de 2018, en el Cementerio del Este, tres días después de su muerte.
“Teodoro decía que había que enterrar a los guerrilleros que habían muerto, y con ello enterrar también la lucha armada”. En 1969, Petkoff fue liberado bajo la política de pacificación de Rafael Caldera. No escapa por un túnel ni trepa desde una ventana en un hospital. Por primera vez marcha hacia la salida de la cárcel por la puerta principal. Bajo la manga trae Checoslovaquia: el socialismo como problema. Su primer libro, su primera ruptura. Cuando se desentendió de la línea soviética y del movimiento comunista internacional, se ganó a Fidel Castro de enemigo. Para el dictador cubano el naciente partido Movimiento al Socialismo (MAS) era un nido de traidores.
También a Francisco Solórzano, ex diputado y reportero gráfico, antes militante del MAS y hoy simpatizante del Partido Socialista Unido de Venezuela. Rodríguez lo saluda con afecto.
―Este es uno de los pocos chavistas que yo quiero. ¿Cómo estás Frasso?
―Cónchale, Carlitos, lamentando esto. Petkoff era un hombre con el que tenía una suprema amistad.
―Mira esta foto.
―Vamos a ver si tengo buena la memoria. Estos son Teodoro Petkoff, Freddy Muñoz, Pompeyo Márquez, José Vicente Rangel y este…¿quién es este?

―¡Ese es Manuel Caballero!
 El féretro de Petkoff está cubierto por una bandera de Venezuela. Encima hay un ramo de 6 rosas blancas. Alejandra, la hija menor del político, y Azucena Correa, la secretaria personal de Petkoff, se acercan al ataúd y miran hacia dentro. “Tan bello, ¿verdad?”, murmura la mujer que lo asistió por 40 años.
Todos conocen a la señora Azucena. Tiene 84 años. Petkoff tenía 86.
La señora Azucena sabe que la comida favorita de Petkoff era la pasta. También el bistec. Las reuniones de amigos y políticos se hacían en el patio trasero de su casa. Los dejaba solos allí por horas infinitas, mientras ella dormía en su habitación. Hace ya algunos años, Petkoff tocó la puerta de su casa a medianoche para presentarle a una mujer que había conocido: Neugim Pastori. Azucena salió de la cama en baby doll y así recibió a la pareja. Al día siguiente, el jefe y amigo le preguntó qué le había parecido aquella mujer, quien se convertiría luego en su cuarta y última esposa. Neugim está sentada frente a la urna. También Aurora Martínez, la primera mujer de Petkoff.
Algunos comentan, fuera de la capilla, que Petkoff estaba deprimido. Dicen que empeoró cuando se decidió hace un año que la versión impresa de Tal Cual, el diario que fundó en 2000, dejaría de circular por falta de papel. Para entonces, pesaban sobre el medio amenazas, procesos judiciales y dos demandas de Diosdado Cabello. La muerte del tabloide físico fue la despedida de su último bastión, que los “talcualeros” mantienen a flote en la web. “Él no estaba deprimido. Estaba decepcionado”, afirma la señora Azucena. Era un desencanto de larga data. El día que Petkoff cumplió 50 años le dijo a su secretaria que no lo felicitara. Que no tenía nada que celebrar. “Estoy cumpliendo 50 y no he podido demostrar siquiera que yo puedo tapar un hueco”. Petkoff fue candidato a la Presidencia dos veces: en 1983 y 1988. Y dos veces quedó en tercer lugar. En 1992 participó en las elecciones municipales para ser alcalde de Caracas. Fue derrotado por Aristóbulo Istúriz. En los años que siguieron se despidió de las posibilidades de gobernar al país. También de su partido, al cual renunció públicamente en 1998. En aquel entonces, el MAS le dio el espaldarazo a Hugo Chávez.
La señora Azucena grita tres veces: “¡Silencio, por favor!”. El padre jesuita Francisco José Virtuoso, rector de la Universidad Católica Andrés Bello, se viste con una túnica blanca y bendice a Petkoff en su urna. Cuenta que se conocieron en la década de los 90 y que solían reunirse junto al padre Luis Ugalde. Aquellos no eran encuentros para la fe, sino para la acción: se hablaba de economía en una época difícil en la que Petkoff era ministro y estaba al frente de la Oficina Central de Coordinación y Planificación. Llegó a Cordiplan en 1996, después de la crisis bancaria y con una inflación de 103%.
El padre Virtuoso salpica sobre el féretro agua bendita. Petkoff está a pocos metros del campo santo y apenas a un paso de la urna una figurilla blanca de la Virgen reposa sobre una mesa. Parece que no le quita la mirada de encima.  
―Tu padre era ateo, ¿cierto?
―Lo es ―dice Alejandra Petkoff―. Mis amigas me preguntaron si le haría una misa. ¡Ni loca! Me jalaría los pies en la noche.
Este no es un rito religioso. Es un acto de despedida
https://prodavinci.com/teodoro-no-quiso-misa/

elestimulo.com
SEMBLANZA
Teodoro Petkoff, el estratega
que salió de El Batey
Mitad búlgaro y mitad polaco, Teodoro Petkoff vivió su infancia en un confín para muchos desconocido: el Batey, estado Zulia. Eran tiempos de Gómez, de caña de azúcar y ruralidad. Creció y abandonó el terruño donde correteó con sus hermanos y otros muchachitos del barrio. A partir de una foto, el editor de TalCual, hombre de política, también guerrillero de verbo atinado, ganador del premio Ortega y Gasset por trayectoria profesional, rememora buenos y malos tiempos. Este miércoles 31 de octubre, Teodoro Petkoff falleció a los 86 años
Milagros Socorro                                 6 de noviembre de 2018
https://elestimulo.com/climax/teodoro-petkoff-nacio-bajo-el-sol-de-el-batey/

Shirley entrevista a Teodoro Petkoff


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